A la larga todo termina.
Las cosas buenas y las malas. Las que te perturban, las que te molestan, las que te entristecen.
Todo tiene principio y final aunque no sepamos verlo. Aunque quede tan infinitamente lejos.
Como ese desayuno en una vereda cualquiera en un día cualquiera.
Mis desayunos, ese momento del día que amo más que nada. Que agradezco con toda mi alma. Sea en casa o en cualquier esquina del mundo.
Poder parar. Levantarse a la mañana y saber que tienes café y algo de pan para hacerte unas tostadas. O que puedes bajar a la panadería.
O simplemente salir, buscar una cafetería y tener la certeza que puedes pagar un desayuno aunque el mundo se caiga a pedazos, se estén matando o haya gente que no pueda comer.
Agradecer que yo.
Yo, con todos mis gastos, mis cuentas a pagar, mi mes por delante, pueda disfrutar de ese momento.
Parece una farsa. Agradecer eso. Pero agradezco tantas cosas cuando mi cabeza se empieza a llenar de neblina y parezca que la oscuridad quiera avanzar.
Agradezco que mi pequeño mundo siga como está. Que vaya hacia adelante, que esté lleno de planes. Por muy difícil que se ponga. O como yo lo perciba.
El futuro desmenuzado
Por eso reservo esos momentos, nunca voy a desayunar fuera todos los días, apenas me compro ropa.. soy, en casi todos los aspectos, una persona muy austera, más de lo que necesito. Así no olvido lo raros y buenos que son esos momentos :)
ResponderEliminarGracias por no dejar que lo olvidemos
Pues nos parecemos un poco Beauseant ☺️ Hace un tiempo que mi vida también es así. Tampoco me compro ropa ( la heredo toda de mi madre) . Creo mucho en los productos que circulan. Quizás por un tema ecológico. Me gusta comprar cosas de segunda mano o en el intercambio.
EliminarMe guardo estos momentos para disfrutarlos en serio o como digo para hacerme ver a mi misma que soy una privilegiada.
Te mando un besazo enorme❤️
Sospechaba que estarías en mi equipo.. por un lado ecología, por otra un poco de orgullo de no "dejarse arrastrar" y, sí, por otro para poder seguir valorando las cosas en su medida, ¿verdad? Si cada vez que quieres algo, lo compras, no sé, deja de tener gracia :)
EliminarAdoro los desayunos. Ocasionalmente los hago en una cafetería. Todos los días sería excesivo pero cuando puedo. Si es solo los alargo leyendo. Si acompañado los alargo charlando. Bebiendo café y mirando la vida moverse a través del cristal o en la terraza. Creo que lo mejor de muchos de mis días han sido esos momentos. Después del desayuno ya me podía haber ido a dormir.
ResponderEliminarTenía pensado hace tiempo hablar también de este tema en mi blog. Tal vez algún día lo haga. Si llega el caso ya te citaré como inspiración.
En nuestros pequeños mundos cabe todavía mucha felicidad. Y se gestionan mejor que los grandes.
Un placer haberte encontrado activa en... el tercer blog de tu lista. Besos
Hola Sergio! perdón la tardanza en contestar...activa...no sé...depende del momento...últimamente no abro el portátil y hoy que lo hice, no quería encenderse...grrrr...cuanto menos utilizas estos bichos más pronto dejan de funcionar. ¿Será una señal para seguir?
EliminarMe gustó eso de que en "nuestros pequeños mundos todavía cabe mucha felicidad". Es así. Tal cual. Cuando estoy triste un rato en una cafetería me levanta el ánimo...
Que nunca se terminen esos momentos mágicos.
Besazo Sergio
También pertenezco al equipo desayuno. Me gusta más desayunar en casa que fuera e ir variando el menú. Hay algo de reconfortante. Ya que se ha acabado el sueño, que me parece maravilloso, al menos tener un momento justo antes de ponerme en movimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Empezar el día así con tranquilidad...luego todo se irá viendo, pero al menos cuando terminas de levantarte y tienes ese momento para el desayuno todo parece posible.
ResponderEliminarUn abrazo gigante Dorotea!! y perdón por llegar tan tarde a contestar!!!